Teatro Amazonas: cuando la ópera llegó al corazón de la selva.
En el centro de Manaus, rodeado por la exuberancia de la selva amazónica, se alza uno de los teatros más singulares del planeta: el Teatro Amazonas. Inaugurado en 1896, en pleno auge del caucho, el edificio es mucho más que un coliseo lírico: es el testimonio de una época en la que la Amazonia quiso dialogar de tú a tú con las grandes capitales culturales del mundo.
La idea de construir un gran teatro nació en 1881, pero fue durante el gobierno de Eduardo Gonçalves Ribeiro cuando el proyecto se convirtió en realidad. Ribeiro impulsó una profunda modernización urbana de Manaus —iluminación eléctrica, tranvías, avenidas— que llevó a llamar a la ciudad la París de los Trópicos. El Teatro Amazonas fue la joya simbólica de ese sueño.
Europa desmontada, Amazonia ensamblada
La construcción comenzó en 1884 y se prolongó más de una década. Gran parte del teatro fue prefabricada en Europa: hierro de Glasgow, mármol de Carrara, lámparas francesas y mobiliario importado. Todo llegó por barco hasta el río Negro y fue ensamblado en plena selva, un gesto tan ambicioso como audaz.
La inauguración oficial tuvo lugar el 31 de diciembre de 1896, y la primera función operística se celebró pocos días después, en enero de 1897, con La Gioconda de Amilcare Ponchielli. Desde entonces, el Teatro Amazonas quedó inscrito en el mapa cultural internacional.
Un escenario para el mundo… y para la Amazonia
A lo largo de más de un siglo, el teatro ha acogido a grandes figuras de la música clásica y la lírica. Uno de los momentos más recordados fue el concierto de José Carreras en 1997, que reforzó la proyección global del recinto y coincidió con el relanzamiento del Festival Amazonas de Ópera, hoy una cita imprescindible del calendario lírico latinoamericano.
Pero el Teatro Amazonas no vive solo de nombres internacionales. Artistas locales y regionales ocupan un lugar central en su programación: orquestas amazónicas, compañías de danza, músicos populares y creadores indígenas han encontrado en este escenario un espacio de legitimación y visibilidad. El teatro funciona así como puente entre la tradición europea y las identidades culturales de la Amazonia.
Un icono cultural global
Más allá de la música, el Teatro Amazonas se ha convertido en una imagen reconocible en todo el mundo. Ha aparecido en documentales, series y en el cine —especialmente en Fitzcarraldo, de Werner Herzog— consolidando su aura mítica: un teatro de ópera emergiendo en medio de la selva.
Hoy es el teatro brasileño más conocido internacionalmente, visitado por cientos de miles de personas cada año y declarado Patrimonio Histórico Nacional. Sigue activo, vivo y en diálogo constante con su tiempo.
▣ Curiosidades del Teatro Amazonas
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La cúpula está cubierta por 36.000 piezas cerámicas que reproducen los colores de la bandera brasileña.
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El auditorio conserva 701 butacas originales, tapizadas en terciopelo rojo.
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El suelo de la platea fue diseñado con una inclinación especial para mejorar la acústica sin amplificación.
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Durante décadas, muchas óperas se representaron para una élite ligada al caucho; hoy el teatro impulsa programas educativos y funciones populares.
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Es uno de los pocos grandes teatros del mundo donde conviven ópera europea, música indígena, sinfónica y popular brasileña en una misma temporada.
Selva y alta cultura
El Teatro Amazonas no es un vestigio del pasado, sino un organismo cultural vivo. En él conviven la memoria del ciclo del caucho, la ambición modernizadora de finales del siglo XIX y la creación contemporánea de la Amazonia. Un lugar donde la selva no es telón de fondo, sino parte esencial del relato.
Sobre Movida Brasileña: blog creado por Reginaldo Lima, radiofonista y divulgador cultural brasileño en España. Desde 2007 explorando la música y la identidad brasileña en el mundo hispano. 🎧 Escucha el podcast en Spotify.




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